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Saturday, July 30, 2005


El Estado de la Nación

Respuesta al Mensaje a la Nación
del Presidente del Perú
Doctor Alejandro Toledo

por Marco Antonio Flores Villanueva,
desde Boston, USA

Peruanos:

A 184 años del grito de libertad que dió nacimiento a la república como promesa de felicidad y prosperidad “por la voluntad general de sus pueblos”, el país se haya postrado por la marginación, la pobreza, el desempleo, la corrupción y el desaliento. Pese a las cifras macroeconómicas, aparentemente alentadoras, la gran mayoría de los peruanos no se han visto beneficiados por la política económica de la administración del Presidente Alejandro Toledo ¿Qué está ocurriendo en el Perú? ¿Por qué el progreso no alcanza al hombre común, al hombre de a pie, a la ciudadanía que a pesar de su sacrificio y su trabajo honrado no puede construirse un futuro mejor? En síntesis ¿Por qué la economía no mejora la vida de los peruanos? ¿Qué o quiénes están fallando?

La organización institucional creada por la clase política nacional es unos de los factores fundamentales de la marginación y atraso del pueblo peruano

El grave problema que aqueja a la nación obedece al tipo de organización institucional creada por la clase política nacional. Un tipo de organización institucional liberal que no ha sufrido variación en los 184 años de vida republicana, salvo las interrupciones producidas por los gobiernos de facto, resultado directo precisamente de la organización institucional falaz creada por la clase dirigente. Y a pesar que en 184 años de historia universal el mundo ha sufrido cambios formidables que ha llevado al género humano a alcanzar el desarrollo y la prosperidad en otras latitudes del planeta, el Perú no ha cambiado y ha persistido tercamente con la misma organización institucional patrocinada por la vieja clase política que dirige los destinos de la nación.

Fue esta clase política aquella que desde las alturas del poder institucional que la privilegia, y desde el instante mismo de su nacimiento, la que inició una campaña constante y asalariada de demolición permanente del país y de sus iniciativas individuales o coorporativas. Ella, la clase política peruana, se perdió en la lucha fraticida de caudillos en los albores de la república y no produjo un estado nacional sólido y una nación unida alrededor de objetivos comunes. Ella se perdió en la indiferencia y la imprevisión cuando las fronteras de la patria estaban desguarnecidas y produjo la catástrofe sangrienta de 1879. Ella nos llevó de la mano hacia una supuesta modernidad sin apellido con la fuerza prepotente de las ballonetas y la claudicación de la libertad o con su negativa intervención política que destruyó esfuerzos nacionales y privados que habían estabilizado económicamente al país. Ella dicidió liderar la apertura democrática de los ochenta, con políticas económicas eclépticas primero y estatistas después, porque no estuvo lo suficientemente preparada para atisbar los cambios dramáticos que ya se operaban en el mundo. Ella nos llevó a la noche larga de la dictadura, que decidió administrar la política económica auspiciada por el Consenso de Washington en los noventas, y el resultado fue la bancarrota del sistema democrático y una prosperidad falaz fundada en la escandalosa subasta de los activos del estado. Ella retornó al poder aparentemente aleccionada por once años de ostracismo politico, pero únicamente para administrar las mismas políticas neoliberales de la dictadura y, a falta de empresas públicas que le prodigue recursos, no tuvo la capacidad, la imaginación o el liderazgo para producir políticas nacionales consensuadas que permitan, a largo plazo, satisfacer nuestras necesidades más urgentes y prosperar como nación. Ella quiso luchar contra la corrupción y es parte y cómplice de esa lacra que lacera al país. Ella quiso descentralizar el país y solamente ha producido un híbrido monstruoso que aún absorve el poder politico y la economía en la capital. Ella, vencida por los plazos, se encuentra ahora negociando el Tratado de Libre Comercio con el gran país del norte, y se apresta, además a administrar la aplicación de ese tratado y beneficiarse de sus posibles ventajas, si las tiene, a pesar de su evidente incapacidad y sus nefastos antecedentes como clase dirigente.

Así, en los 184 años de vida republicana ambos, la inoperante y anacrónica organización institucional del país que no representa a la mayoría de la nación y que obstruye al ascenso de otras opciones civiles legitimamente nacionales y, de otro lado, una clase política nacional que no cambia, que no progresa, que no se actualiza ni mejora, ambos han venido atentando contra la democracia, produciendo una crisis política permanente o produciendo dictaduras, y aplicando acrítica e integralmente políticas económicas elaboradas por los organismos financieros internacionales, las mismas que han tenido como consecuencia la distorción de metas y rumbos porque han supeditado sus logros a la satisfacción de intereses particulares que no representan los intereses urgentes de la nación, porque solamente han conseguido el enriquecimiento ilícito de sus auspiciadores dentro y fuera del Perú.

Ello explica también el nulo o limitado aprovechamiento de oportunidades históricas que se presentaron para el Perú a lo largo de estos 184 años y que surgieron de condiciones especiales específicas e irrepetibles que tuvieron su origen y punto de partida en el contexto económico y politico internacional. Por ello el Perú fue siempre el país de las oportunidades perdidas, desperdiciadas todas ellas por una clase política incapaz que ha renunciado al estudio del panorama internacional y ha preferido convertir la política -un formidable y eficaz instrumento de tranformación técnica en otras latitudes del planeta-, en vulgar y escandalosa denuncia policial sin trascendencia histórica para los destinos de la patria.


La organización institucional creada por la clase política nacional genera el atraso de nuestra economía y es incapaz de producir el despegue económico del país

La confirmación de este accionar negativo, pernicioso, culpable y que debería cancelar a toda una generación de politicos peruanos, son los recientes acontecimientos que han colocado a la clase política en el ojo de la crítica y la condena popular. Un quinquenio cuya política económica ha persistido en privilegiar iniciativas que nos llevaron siempre al lugar común de la prosperidad falaz, perdiendo de vista el horizonte del desarrollo sostenido y de largo aliento. Un quinquenio que cerrará aplicando una política económica cortoplacista, concentrada en el sector minero y agroexportador costeño, otra vez beneficiado por la periódica y episódica alza de sus productos en el mercado internacional. Un quinquenio que como otros que le precedieron, ya sea el ecléptico y segundo belaundismo, el desastre estatista de García, o la subasta del oncenio de Fujimori, reincide en la fatal e irresponsable negativa a reestructurar y diversificar la economía nacional, reorientar la producción y generar más trabajo en los sectores que demandan mayor mano de obra y que tradicionalmente contribuyen a satisfacer el consumo popular.

Un quinquenio que no ha cumplido con esa tarea histórica, aún pendiente, y que no estará en manos de la actual clase política su prosecución y materialización. Ni siquiera la perspectiva largamente anunciada por Washington de iniciar las negociaciones para un Tratado de Libre Comercio hicieron que la clase política actuara con responsabilidad y a la altura de tan importante suceso. Emborrachada por los logros económicos de corto plazo, este gobierno de Alejandro Toledo, al igual que el gobierno de Belaunde, de García y de Fujimori, no dió inició a una profunda reconversión productiva que nos lleve a descubrir y potenciar actividades industriales competitivas en el marco de un plan nacional de desarrollo, no ha reestructurado los impuestos a los costos de producción y utilidades, no ha planificado el reentrenamiento de nuestra fuerza laboral y no se ha preocupado por mejorar y extender dramáticamente los medios de comunicación a lo largo y ancho del país. Hemos acudido así no solamente disminuídos sino también improvizadamente a la mesa de negociaciones del TLC, urgidos por los términos. Y hemos acudido así con el agravante de no haber diseñado una egenda común con los países andinos, basados primero en planes estratégicos de integración comercial y la armonización de políticas económicas consensuadas que debieron llevarse a cabo previamente.

Asi, a cinco años de iniciada esta centuria y en un nuevo contexto internacional más complejo, la estructutura productiva del país continua siendo esencialmente la misma de hace 184 años, es decir orientada básicamente a la exportación de materias primas. La orientación de la política económica del país no ha cambiado porque no ha cambiado la clase dirigente que las propone y las administra a través de una perversa y excluyente organización institucional, lo que ha producido 184 años de más marginación, 184 años de más pobreza, 184 años de más desempleo, 184 años de más hambre, miseria y desesperanza para una nación que ya no puede más porque no cree.


La organización institucional creada por la clase política nacional no puede administrar el Perú en un nuevo y cada vez más complejo escenario internacional

Y es esta misma clase política la que se apresta y tiene aún la osadía de querer dirigirnos para adentrarnos en esta nuevo siglo. En un escenario internacional más complejo que en todos estos 184 años, donde las inversiones internacionales productivas, es decir las que generan trabajo, transmiten tecnología y contribuyen al desarrollo productivo de nuestras economías, son estructuralmente más escasas. En un escenario internacional más complejo que en todos estos 184 años, donde esas mismas inversiones se concentran crecientemente en los espacios geográficos de las potencias mundiales. En un escenario internacional más complejo que en todos estos 184 años, redefinido y organizado ahora en torno a la guerra después del luctuoso acontecimiento de setiembre 11 del 2001. En un escenario internacional más limitado en las oportunidades que ofrece a la region que en todos estos 184 años, debido precisamente al costo de la guerra para la influyente economía de los Estados Unidos, las implicancias de una estrategia que la incentive, el impacto que ésta producirá en su endémico déficit presupuestal y de cuenta corriente, su política comercial y en la exigua asistencia financiera directa que proporcionaba a la región. En un escenario internacional más complejo que en todos estos 184 años, en que la declinación de la tasa de natalidad en los países desarrollados y su impacto en esas economías podría determinar no solamente la forzada consolidación del unilateralismo que hoy caracteriza a la política exterior de los Estados Unidos, y así se está confirmando, sino además la concentración de ingentes recursos económicos y financieros en su agenda doméstica antes que en la histórica cooperación internacional con los países latinoamericanos.

En síntesis, es através de este mar proceloso de intrincadas redes internacionales, de cambios y de transformaciones mundiales, a los que quiere aventurarnos la clase política nacional con su probada incapacidad de liderazgo en 184 años de dirección de los asuntos públicos y de marchas y contramarchas que han producido el estado calamitoso y ruinoso de cosas que vive una nación incrédula y harta de sus dirigentes politicos.

Cambio de paradigmas: Primero es la revolución política antes del despegue económico

Por todo ello es más que evidente que para el pueblo del Perú la hora de la transformación política ya no es únicamente una necesidad para la preservación de la democracia o para su conquista real. Es una necesidad de supervivencia y progreso futuro y que coincide además con los pasos que siguieron experiencias exitosas de países que ya cruzaron el umbral del desarrollo.

Ningún país que haya alcanzado su desarrollo lo hizo a través de su clase política tradicional. Todos ellos experimentaron primero una profunda transformación política antes de iniciar su despegue económico. No al revés. Y todos ellos fundaron su desarrollo sobre la base de sistemas organizativos institucionales abiertos y verdaderamente democráticos, con la efectiva participación ciudadana en el planeamiento de políticas públicas consensuadas que beneficiaron a todos los sectores y a la nación en su conjunto. Lo hizo la Inglaterra preindustrial y alumbró al mundo la primera democracia organizativa, con un parlamento que generó nuevas ideas y que produjo una revolución técnica y económica de la mano con su pueblo y sin parangón en la historia universal. Ocurrió en los Estados Unidos, cuya clase política construyó también un sistema institucional plural, que protegió sin privilegios ni prebendas la iniciativa privada y que permitió la emergencia de una poderosa economía basada en el perfeccionamiento técnico de su industria con los excedentes de la tierra. Sucedió también en la China postmaoísta cuyo cambio de liderazgo politico, interpretado como una revolución política al interior del régimen, permitió la progresiva y selectiva apertura de su economía al mercado mundial, privilegiando sin embargo el desarrollo nacional sobre la base de políticas económicas que se diferenciaron largamente de aquellas aplicadas en la rusa postsoviética.

Este recuento histórico, politico y económico nos lleva pues a una conclusion indubitable: La causa de la riqueza de las naciones es la creatividad humana, convocada libremente y sin privilegios por una nueva organización instituticional que permita que esa creatividad emerja, se manifieste, participe y se multiplique en cada rincón de un territorio nacional. Esa creatividad no es ajena al pueblo del Perú. El país cuenta con talentos, con la imaginación creadora de sus hijos, con un valioso capital humano que por la ausencia de una organización institucional abierta y plural que la convoque –es decir, aquello que sí permitió el desarrollo de otros países-, ha llevado a este enorme potencial humano a su “enfantasmamiento”, porque se ha perdido en el anonimato, porque se haya escondido o porque se encuentra en el extranjero donde ha podido desarrollarse y conquistar con su fuerza de trabajo el bienestar para sus familias, lo que no pudo lograr en el Perú por un sistema institucional perverso y fundado en los privilegios feudales de la clase política nacional.

Congreso Económico Nacional: Nueva organización institucional y adios a la vieja clase política nacional

Por esa razón es preciso realizar una revolución política en el país y recreer en él una nueva institucionalidad democrática, que genere una nueva voluntad política para llevar a cabo todo aquello que se niega a realizar la clase política nacional. Esa nueva organización institucional propuesta por Haya de la Torre e interesadamente olvidada por los decrépitos dirigentes que lideran el Aprismo neoliberal de hoy, aliada a la clase política nacional y a los sectores más reaccionarios del país, es el Congreso Económico Nacional. Una nueva organización institucional que afirmándose en la necesidad de terminar con la crísis política permanente que agobia a la nación, es además una formidable herramienta dual de transformación política institucional y de cambio de la económica nacional para encarar los complicados y complejos desafíos de esta centuria.

Por ello propongo al país, a la juventud del Perú, a los sectores laborales y empresariales, a las provincias y a los pueblos del Ande olvidado, la urgente constitución de un Congreso Económico Nacional que producirá, dentro del orden, un cambio de liderazgo en la política nacional y permitirá convocar organizadamente, institucionalmente, representativamente a todas las fuerzas civiles del país. Porque en esa medida el Congreso Económico Nacional será un instrumento que contribuiará decididamente a la gobernabilidad del país, porque reunirá en su seno a las fuerzas vivas de la nación actualmente excluídas del quehacer nacional, a pesar de la reconocida necesidad de contar con esas instituciones en la forja de un destino común para los peruanos.

Tarea inmediata del Congreso Económico Nacional: Pacto Social de seis puntos

Una vez establecido el Congreso Económico Nacional, este poder del estado generará una nueva, vigoroza y auténtica legitimidad política que garantice estabilidad y le permita adoptar su primera medida. Ella estará dirigida a la constitución de un Pacto Social con todos los peruanos para enfrenatr los problemas inmediatos del país en una necesaria etapa de transición hacia la elaboración y aplicación de un Plan de Desarrrollo Nacional de largo aliento. Ese Pacto Social contemplará la siguiente agenda de seis puntos:

- Reestructuración selectiva del aparato productivo y reconversión industrial.
- Inversión en capital humano y generación de empleo.
- Remuneración pública y privada y condiciones de trabajo.
- Programas de estímulo a la pequeña y mediana empresa.
- Nueva política y estrategia para enfrentar la Deuda Externa
- Programa de repatriación de talentos en el exterior con el apoyo del sector privado.

Congreso Económico Nacional y Plan de Desarrollo Nacional: Organizando concertadamente el futuro del país con responsabilidad y transparencia

Luego de esta etapa de transición el Congreso Económico Nacional se abocará a reorganizar la producción bajo la égida de un Plan de Desarrollo Nacional, común y concertado con todas las fuerzas productivas del país y que concilie las urgentes variables económicas nacionales con la innegable necesidad de exportar más y mejores productos con mayor valor agregado. Porque será imposible armonizar y coordinar ambos conceptos sino contamos con un organismo concertador y planificador que los integre, con criterio técnico y descentralizador. El Congreso Económico Nacional, repitiendo exitosas experiencias recientes y que llevaron acabo los países del sudeste asiático para iniciar su despegue económico a través de los denominados Consejos de Planificación Económica, administrará esa política dual, centralizando y coordinando acciones que de otra manera quedarían aisladas en diversos ministerios o dispersos en el sector privado cuya iniciativa debe ser debidamente canalizada; todo ello sobre la base y la garantía de planes quinquenales consensuados, responsablemente financiados y con el necesario e indispensable apoyo técnico.

Congreso Económico Nacional y TLC: Eliminando distorciones y distribuyendo beneficios

También corresponderá al Congreso Económico Nacional dictar políticas económicas nacionales y concertadas, destinadas a reforzar y promover a la industria y la agricultura nativa en el irremediable marco de la aplicación de un TLC, cuyas distorciones deberán ser enfrentadas con criterio técnico y privilegiando el interés nacional o cuyos publicitados beneficios, de llegar, serán administrados en consenso y con total y absoluta transparencia, destinando sus recursos a los sectores más deprimidos del país.

Convocando a todo el pueblo del Perú para la revolución política: Porque primero son las grandes opciones morales y luego vienen las ideologias

Más allá de las razones puntualmente expuestas en este mensaje y que justifican una urgente transformación política del país, están las evidencias que basadas en experiencias de reciente data confirman al inviabilidad y el agotamiento del liderazgo de la vieja clase política nacional: Todos los intentos de acuerdos nacionales que ella ha protagonizado han terminado indefectiblemente en estrepitoso y resonante fracaso, lo que ha llevado a la agudización de la crisis política en el país. En una grave situación internacional como la que ahora enfrentamos, en la cual la falta de inversiones internacionales productivas nos obliga nuevamente a convocar al capital nacional que ha sido históricamente la base de la recuperación económica del país, se justifica plenamente la necesidad vital de abrogar la organizacion institucional creada por la clase política nacional y despedir a sus representantes para dar paso a una nueva estructura de poder político que legitime consensualmente los cambios dramáticos que nos exige la hora.

En ese esfuerzo por materializar el cambio de liderazgo en el país debe participar organizadamente la sociedad civil en su conjunto: Empresarios, trabajadores, dirigentes sindicales, maestros, estudiantes, campesinos o comerciantes, trabajores manuales e intelectuales. Porque ésta es una cruzada ética contra un orden político corrompido y ahistórico. Y porque pese a la pluralidad de pensamientos politicos que caracteriza a nuestra sociedad civil, diversa y heterogenea, primero son las grandes opciones morales y luego vienen las ideologias. Así lo demostró en su lucha urgente, valiente y heroica contra la última dictadura y así lo ha probado en la reciente demostración multitudinaria que pusó fin a la vergonzosa ley auspiciada por la clase política nacional, la cual beneficiaba directamente a personajes oscuros que organizaron con el cohecho o la amenaza la más grande red de corrupción en la historia de la república.

Peruanos:

Queremos patria y la patria la hacemos todos nosotros. Construyámosla hoy sin los fantasmas que hirieron mortalmente a la república liberal. Dejemos el pasado, dejémoslo dormir en ruinas o en sepulcros y vueltas las pupilas a la aurora renaciente bendigamos el hoy, glorifiquemos el mañana.

Peruanos: ¡Viva la patria! ¡Viva la independencia! ¡Viva el Perú!

Marco Antonio Flores Villanueva
marcoludmila@msn.com

En Boston, a los 28 días del mes de Julio del 2005, día nacional del Perú.



II Encuentro Regional de Huacho:
Un hito en la lucha por la recuperación
del Partido del Pueblo

por Marco Antonio Flores Villanueva,
desde Boston, USA

Con gran éxito se llevó a cabo la jornada de dos días organizada por Pueblo Continente y que tuvo como escenario la histórica ciudad de Huacho. Militantes de todos los rincones del país se dieron cita en ese encuentro para testimoniar su homenaje a los mártires de la Revolución de Trujillo, quienes escribieron con sangre una página de honor y gloria en la historia política del Perú.

Y ha sido esta jornada maravillosa y pletórica de espiritualidad la que ha dado inicio organizado a la lucha por la recuperación moral e ideológica del partido de Haya de la Torre, inaugurándose esta gesta formidable, necesaria y urgente, con la evocación de un episodio revolucionario que ha de significar en cada corazón aprista y en cada corazón peruano la fuerza inspirativa, el élan vital que nos lanzará a la búsqueda de la justicia social a través de una profunda transformación politica, económica y social del país y del continente indoamericano.

Y para la materialización de esta gran cruzada nacional y continental que nos hemos impuesto, se hizo pues perentorio convocar al aprismo leal a su credo libertario para recuperar el partido y enderezar su dirección política que históricamente fue, es y debe ser la alianza indisoluble con los más pobres, con los más necesitados, con las grandes mayorías del Perú en su lucha constante y permanente contra todo imperialismo.

Por ello la jornada histórica de Huacho se ha constituído en un hito para nuestros sanos y patrióticos propósitos. Por eso la jornada de Huacho, extremadamente exitosa, se ha eregido como la primera actividad orientada a restituir en el partido lo que otros han decidido disolver, por el cortoplacismo de la carrera presidencial o la permanencia sine dei en el poder del partido al que dirigen como su propio feudo.

No se ha iniciado esta jornada por el apetito voraz de ganar un espacio político en el partido y tentar una curul asalariada. No se ha dado comienzo a esta lucha organizada por la ambición banal del encumbramiento en las altas esferas de la política nacional, claudicante, corrompida y culpable. Nosotros hemos iniciado esta cruzada con la jornada apoteósica de Huacho para subvertir ese orden, para cancelarlo, para jubilarlo, para desterrarlo de la faz del partido y dar inicio a un tiempo nuevo en la política nacional de la mano de una flamante generación insurgente y verdaderamente comprometida con el dolor del pueblo peruano.

Nuestra acción beligerente pero diafana no debe llevar al temor a quienes se han declarado al interior del partido nuestros enemigos. Hemos insurgido como una generación que antepone las ideas a la diatribas, las propuestas a los denuestos, las iniciativas al ejercicio vitando de la difamación y la injuria. Esa es la acción consecuente de una generación que entiende este aspecto democrático de los partidos politicos y que nos lleva a ejercer nuestro sano derecho a disentir alturadamente y con ideas, enriqueciendo así con más propuestas y desde distintos puntos de vista las posibilidades del partido como alternativa de solución a los problemas del país.

Eso en tanto a movimiento que genera ideas de cambio y transformación y las coteja con otras que ahora dominan a las altas esferas de la dirigencia nacional del Partido Aprista. Pero en lo tocante al tema de la corrupción, con pruebas en la mano e instrumentos idóneos que convaliden fehacientemente la fuerza de cualquier interpelación a la conducta moral de los dirigentes del partido, nos declararemos enemigos implacables de los infractores a la línea ética de probidad que nos fue inculcada por Haya de la Torre con el ejemplo luminoso de su vida limpia y sin mancha.

Se ha iniciado pues un tiempo nuevo de lucha y de esperanza para los leales miltantes del Partido del Pueblo. El histórico hito dejado en Huacho ha dado comienzo a nuestra jornada, que ha de coronarse con la victoria final por la justicia de su causa que Dios defiende.

Boston, 14 de Julio del 2005

Marco Antonio Flores Villanueva
marcoludmila@msn.com

“Aniversario y Mensaje” (*)

por Marco Antonio Flores Villanueva,
desde Boston, USA

Un año más marca en este día la fecha aniversario de Pueblo Continente, combativa tribuna que vió la luz gracias a la oportuna iniciativa de los compañeros Cerna, hermanos orgullosamente unidos no solamente por el vínculo de sangre sino también por el credo libertario que abrazan, el antimperialismo aprista, y que nos ha llevado a todos nosotros por el mismo camino de lucha en busca de la justicia social.

Este nuevo aniversario de Pueblo Continente -que coincide con la efemérides de una jornada revolucionaria que cubrió de gloria al Partido del Pueblo hace 73 años y al que me referiré más adelante-, alcanza a la familia Cerna separados por la distancia, pero unidos en el esfuerzo formidable de reconstruir aquello que otros, desde dentro y fuera del partido, persisten tercamente en degradar a su mínima expresión: El Antimperialismo Aprista.

Por todo ello, más allá de las diatribas que, con injusticia y por encargo, vienen recibiendo los hermanos Cerna por la publicación de Pueblo Continente y su permanente defensa de los fueros de la izquierda aprista, quienes pertenecemos a esa casa edificada a través de la maravilla virtual del Internet nos sentimos orgullosos y agradecidos de formar parte de ese proyecto que quiere aliarse con el pueblo porque se proclama, como Haya de la Torre lo hizo en vida en cada plaza y pueblo del Perú, profundamente antimperialista.

Tan felíz ocasión, como es un aniversario más de Pueblo Continente, merecía pues una preambular explicación de las razones que motivaron a los hermanos Cerna a hacer realidad esta publicación que llega, gracias a la tecnología de nuestro tiempo, como un moderno recado al corazón del pueblo del Perú.

Esa motivación también los ha llevado a organizar este evento denominado II Encuentro Regional “Aprismo y Antimperialismo”, conmemorativo del 73 aniversario de la gloriosa Revolución de Trujillo. Aquí se rememorará esa gesta a través del relato histórico e inteligente de Herbert Mujica, amigo dilecto y pluma del Perú. También se tocará aspectos técnicos desde el punto de vista económico para hacer un necesario deslinde entre las propuestas revolucionarias y transformadoras del Aprismo y aquellas que defienden los economistas anclados en el frustrante liberalismo económico, desde la derecha peruana o desde las alturas de nuestro propio partido, dominado hoy por hoy por las decrépitas propuestas socialdemócratas de sus líderes.

He tenido la enorme fortuna de haber llegado a los apristas del Perú con mi modesto análisis del Imperialismo de nuestro tiempo. Mis ensayos y artículos han sido generosa y prolijamente difundidos precisamente por los hermanos Cerna a través de Pueblo Continente y entiendo que esos documentos circulan en este evento. Por esa razón no voy a referirme a ellos, a pesar que el temario así lo invita. Este es solamente un mensaje y en trance de volver a ese propósito quiero yo aludir a un aspecto que resulta medular para comprender, para entender la importancia que tiene para las nuevas generaciones y para la izquierda aprista el estudio de nuestra realidad y del nuevo contexto internacional que nos rodea.

Conversando con mi apreciado amigo Herbert Mujica sobre el mejor mensaje que debería entregarse a los apristas que concurren a este evento, en especial a la juventud del partido, Herbert parecía decidido a rescatar el aspecto emocional y espiritual que llevó a muchos apristas a la muerte abrazando invicta una bandera que no dejaron caer porque la defendieron con sus propias vidas. Me parece muy bien, en la medida que ello constituya parte del élan vital necesario para insuflar en los corazones de nuestros militantes jóvenes y de otras generaciones el deseo firme de luchar consecuentemente por un hermoso ideal y sin otro interés que el bienestar de la patria. Es decir volver a hacer del Aprismo lo que fue en su período pristino, una legión de hombres y mujeres que con su impronta honesta y desinteresada hicieron de la política un apostalado, marcando diferencias con la vieja clase política peruana que todavía nos gobierna, amoral, asalariada y entregada a la compra-venta de voluntades.

Pero el otro aspecto que debe inspirar la limpia acción de una juventud renovadora de la política y antimperialista es el aspecto formativo relacionado con la preparación intelectual y el estudio, elementos absolutamente imprescindibles si lo que se quiere es llevar a cabo una profunda transformación del país y del continente indoamericano. Porque el mundo a comienzos de esta centuria es monstruosamente más complejo que nunca y las complicadas redes tejidas por la tecnología han transformado dramáticamente la Política. Se terminaron las carreras políticas basadas en la denuncia policial. Ese puede ser un aspecto del control politico de suyo importante y que bien puede terminar en los tribunales jurisdiccionales como medida sanitaria y con positivos resultados, pero no es la panacea para nuestros males. Se terminó también la grita sin propuestas o el uso intensivo de slogans más o menos radicales para teñir de rojo buenas voluntades que se estrellan irremediablemente con una nueva realidad que no es auscultada, que no es estudiada, que no es analizada por aquellos que militando en las filas del APRA, un partido revolucionario, irresponsablemente se niegan a interpretar las nuevas tendencias de nuestro tiempo que están determinando el futuro de nuestras vidas desde otras latitudes del planeta.

Haya de la Torre fue un politico antimperialista porque fue un espectador de su tiempo y hermeneuta de su época. Haya de la Torre fue un soldado consecuente de la lucha antimperialista porque fue un constante interprete de la realidad del país y del mundo. Y tuvo él el acierto de advertir a la militancia, una y otra vez, de la responsabilidad que exige el liderazgo por una causa entregada al pueblo. Y dijo él, consecuente con ese principio irreprochable e indiscutible, que el único camino para llegar a la conciencia del pueblo es CON-CIENCIA, es decir con la acción primera de las ideas producto de un esfuerzo necesario, urgente y vital de reconocer el mundo que ahora nos rodea y proponer soluciones concretas a una problemática cada vez más compleja.

Porque detrás de la vieja, obsoleta y criolla “éstrategia política” de la grita, del slogan o de la denuncia policial se esconde, como también se esconde en nuestra patética clase política sin excepción alguna, una evidente orfandad de propuestas concretas y pensadas para interpretar al país y al contexto internacional a comienzos de esta centuria. Y porque más allá de la importancia que tiene para todos nosotros el tema de la corrupción en el partido y en la política peruana en general, muchos apristas supuestamente de izquierda han desnaturalizado ese propósito para convertirlo, como lo han hecho tantos otros “políticos” improvisados, en fáciles temas que encubren diariamente su total incapacidad de presentar ideas concretas y constituirse, así, no solamente en líderes morales de una causa justa, pero irresponsablemente desprestigiada por ellos mismos, sino también en movimiento intelectual, corriente ideológica actualizada, corriente de opinión respetable e informada, alternativa de recambio en el liderazgo politico del partido, del Perú y de la región.

Mi crítica está pues dirigida a este liderazgo falaz, retórico, hipócrita e interesado, porque no busca cambiar lo negativo que es mucho en el partido, sino confirmarlo bajo otro liderazgo, pero igualmente mediocre e ignorante de la realidad que los rodea.

El antimperialismo NO es un slogan. En esta época de globalización y dominio del llamado “pensamiento único”, que ha ganado también a los principales líderes del Partido del Pueblo, el antimperialismo debe ser sustentado no con la grita de comité o la evocación romántica de la lucha pretérita, sino con la fuerza inicial y primera de las IDEAS. Acción sin ideas es acción sin rumbo ni propósitos concretos. Necesitamos de un liderazgo distinto, preparado, informado, creador y proponente, imaginativo, analítico, auscultador de nuestra realidad nacional e internacional, hermeneuta de esta nueva centuria que ha llevado a nuestras sociedades -especialmente a las del primer mundo que están marcando el sentido de la historia y definiendo nuestro futuro-, a tejer complicadas redes organizacionales de lo político, de lo económico, de lo financiero, de lo social y cultural. Esa realidad NO admite nunca más políticos improvisados cuya carrera se cimenta en la denuncia policial y la supuesta lucha contra la corrupción, desde el terreno fangozo de la diatriba sin propuestas concretas y alternativas pensadas. Porque después de ello, después de llegar donde querían llegar, vendrá el momento de ofrecer soluciones a problemas que jamás recibieron de ellos un análisis por lo menos mínimo. Y serán ellos los que nos llevarán otra vez a un nuevo y estrepitoso fracaso, como lo hicieron los otros a quienes ellos mismos denunciaron.

Esa es la tragedia cíclica del Perú porque no aprendemos de nuestros errores, porque no meditamos y nos detenemos a repasar la historia de nuestros fracasos. Ahora la solución ya no está únicamente en nuestras manos. Perdimos la oportunidad hace muchos años cuando la complejidad del mundo no era la que ahora enfrentamos. Por ello nuestra responsabilidad es mayor y se acrecienta tanto o más como se acrecientan los problemas del mundo y las complejas estructuras políticas, financieras, económicas y culturales que definen el planeta e impactan en la vida diaria del género humano.

La historia será esta vez implacable con todos nosotros y en ese nuevo contexto un fracaso más no será, como antes lo fue, una y otra vez, la oportunidad perdida sino el fin de las oportunidades.

Empecemos a cambiar hoy con el sentimiento y el amor por una causa noble como es el Aprismo antimperialista reinvindicador de la política, pero también con ciencia, con la responsabilidad de llevar a buen puerto ese barco de sufrimiento que es el Perú echado a la mar sobre un oceáno proceloso que es preciso conocer primero si no queremos ahogar con nuestras buenas intenciones la última esperanza de un pueblo que ya no puede más porque no cree.

Este es mi mensaje para mis compañeros de lucha y es también mi compromiso. Y que los manes de los luchadores sociales que cayeron en Trujillo ilumine a este evento que promete ser el inicio de muchos otros destinados a despertar y subvertir conciencias, para una hora no muy lejana en la que el pueblo tomará las riendas de su propio destino a través del sufragio o al fragor de la lucha civil.

En Boston, a los siete días del mes de Julio del 2005

Marco Antonio Flores Villanueva
marcoludmila@msn.com

(*) Texto del mensaje dirigido al II Encuentro Regional “Aprismo y Antimperialismo” (Huacho-Perú), organizado por Pueblo Continente (www.pueblocontinente.com), en ocasión de un aniversario más de esa tribuna del pueblo y de la gloriosa Revolución de Trujillo de 1932.





Tuesday, July 26, 2005

La Modernización Ideológica Secuestrada:
(Renovasión programática “no participativa”
en el Aprismo de hoy)

por Marco Antonio Flores Villanueva
desde Boston, USA


“Queda a la consideración de este primer Congreso Nacional de nuestro partido la tarea de discutirlas (las propuestas programáticas) y aceptarlas o no en sus históricas sesiones a las cuales no podré asistir frecuentemente por perentorias obligaciones de la campaña electoral “
(Haya de la Torre, Discurso inagural ante el I Congreso Nacional
Ideológico y Programático)

Con ese espíritu ampliamente democrático y tolerante se dirigió Haya de la Torre, en 1931, a los asambleístas convocados por el partido para debatir y aprobar la línea política del APRA. El fundador del Aprismo, el lider indiscutido del movimiento político más importante del continente, el jefe carismático del Partido del Pueblo bajaba al llano para someter el programa del APRA al consentimiento de su militancia, vale decir de sus representantes de base, en el marco de un congreso ideológico y programático convocado, vale la pena y es oportuno subrayarlo, por sus autoridades legítimamente elegidas.

El precedente histórico viene muy a propósito de la formalidad que debió observarse con el llamado proceso de modernización ideológica del Aprismo, una experiencia que estaba destinada a constituirse, precisamente, como un proceso, un largo camino de debates abiertos, participativos, convocantes de las fuerzas vivas del partido, ciertamente tolerantes y democráticos, organizado y auspiciado por las propias autoridades del APRA, y que tendría como corolario la realización de un congreso nacional específico para definir principios y orientaciones.

Lamentablemente nada de ello ha ocurrido. El proceso de modernización conceptuado por la dirigencia de Alfonso Ugarte viene llevándose a cabo de facto, es decir, y partir desde sus inicios, con un partido político que estaba siendo dirigido por una dirigencia cuyo mandato había excedido largamente su periodo de gobierno -infringiéndo grave y deliberadamente los estatutos del Partido del Pueblo-, y, de otro lado, persistiendo desde aquel entonces hasta hoy, con la participación privilegiada y mínima de contados actores, concretamente el presidente y el secretario general del partido (con mayor influencia) y los integrantes de la Celula Parlamentaria Aprista en menor grado, todos ellos a través de su pública opinión en torno a los temas relativos a los grandes problemas del país (en especial el debate constitucional, sensiblemente el régimen económico) o a la política internacional. En otras palabras, una modernización excluyente, a remolque de los acontecimientos nacionales o internacionales y, lo que resulta sumamente criticable, con un partido político intelectualmente secuestrado por una dirigencia autoritaria que se niega a convocar a un congreso nacional ideológico o hacer de la denominada experiencia “modernizadora” un proceso democrático participativo y auspiciado por la dirección del PAP.

Podrá arguirse contra dicha apreciación que existe un debate ideológico, pero ese debate no tiene, en principio, ninguna conexión específica con los organismos del partido. Los documentos que nacen o llegan a esos debates se limitan al espacio que ofrece el Internet o parten de la loable iniciativa, evidentemente aislada, de los militantes de base del PAP que tratan de ganar, con su propio esfuerzo, una tribuna de diálogo frecuentemente ignorada o a veces desautorizada por la actual dirigencia. Y contra el cargo concreto de autoritarismo y preopotencia que se deriva de la ilegal obstrucción del Comité Ejecutivo Nacional, a la renovasión participative y amplia del pensamiento político del APRA en el marco de un congreso ideológico y programático, no existe ningun argumento racional que enerve la acusación y exima de culpa a quienes pregonan la democratización de los partidos políticos desde la curul y actuan en casa con evidente desprecio a esos principios o valores.

Así no se puede hablar de modernización en el APRA. Así no se puede sostener publicamente ante millones de peruanos que el partido “cambia y se renueva con la participación de sus bases”. Así resulta insólito convocar a la prensa nacional, como se hizo en su oportunidad, y felicitarse de una nueva ley de partidos políticos, creada para “democratizar esas instituciones y renovar su pensamiento político”. Así no se puede concurrir a las “rondas de conversaciones” de un publicitado Frente Socia,l sin la herramienta directriz y diáfana de un programa politico consensuado y votado mayoritariamente por un partido al que dicen adminitrar democráticamente. No se puede actuar con semejante cinismo y pretender que quienes tenemos un mínimo de sentido crítico al interior del partido, cerremos filas con “disciplinada” u obsecuente obediencia y callemos en todos los idiomas..

La orientación política del partido, vale la pena reiterarlo en este período pre-electoral, es un tópico que no es de exclusiva responsabilidad o preocupación del presidente o del secretario general del partido o su celula parlamentaria. Así lo entendió el propio Haya de la Torre y convocó a un congreso ideológico y programático para evaluar y decidir el rumbo del APRA con las bases del Partido del Pueblo

¿Con qué autoridad se puede soslayar semejante precedente histórico sentado por el propio jefe del APRA? La lucha contra la dictadura de Fujimori y un reconocido protagonismo en esa gesta civil, no puede ser tan generosa como para vendernos la idea que esa es la franquicia indiscutible que puede exhibirse, como una sólida caparazón, para renovar personalmente el programa del partido cada vez que se levanta el dedo para votar en el congreso y pronunciarse sobre un tópico específico que compromete la línea política del APRA. Tampoco se pueda administrar con larqueza nuestra ubérrima admiración por el lider carismático, si sus ideas no son confrontadas con los puntos de vista, muchos de ellos autorizados, de otros intelectuales del Aprismo que también tienen algo que decir en el marco de un congreso nacional ideológico y programático, especialmente después de la publicación de un libro interesante pero discutible, firmado por un autor que antes escribió y publicó otro libro “diferente” a las puertas de una campaña presidencial, llegó al poder, gobernó con sus amigos, fracasó y luego dice a la prensa nacional que fue “por exceso de ideología”. El nefasto precedente, por lo menos, alimenta fundadas suspicacias, salvo que se privilegie, otra vez como ayer, el fervor mesiánico o el fanatismo religioso.

Hace unos días surgió en Internet un debate entre dos posiciones respetables al interior del APRA. Criticaba uno de los polemistas, con cierta razón, pero lamentablemente con adjetivos, a los representantes del “extremismo rojo” en el Aprismo, o sea a aquellos apristas que, a su criterio, se quedaron en el primer capítulo del “Antimperialismo y el APRA (es decir, exactamente como dicen otros que gobernaron con “El Futuro Diferente” en la mano, los doce apóstoles a la derecha y un puñado de amigos). Condenaba este aprista “neoliberal” (término que evidencia el otro extremo de la confusión iedológica que es el Aprismo de hoy) a las “fuerzas retrógradas y rojas” en el partido, y me lamenté honesta y sinceramente que ambos puntos de vista, equivocados o no, buenos o malos, no puedan llegar ni llegarán. tal vez nunca, a ser debatidos en un congreso nacional ideológico y programático, precisamente por la acción directa, conversada y concertada de los actuales conductores del Partido del Pueblo, con los que, sintomáticamente, simpatiza el circunstancial representante del “extremo neoliberal” del Aprismo.

Porque esa sería la mejor ágora para discutir puntos de vista como los referidos líneas ut supra o para debatir otros, con mucho más autoridad y rigor intelectual, en torno a la línea política del APRA, Lo importante, lo medular siempre resultará ser que nos sentemos todos los apristas, rojos, blancos o amarillos, en un congreso nacional y saquemos algo en limpio, por lo menos un borrador, que defina claramente principios y orientaciones en el partido, para que no ocurra, como ayer, que un librito, doce apósteles y un puñado de amigos se irroguen la potestad de definir la línea política del APRA. Y es a eso, concretamente, a lo que me he referido a lo largo de este artículo, a una modernización ideológica secuestrada hoy por los propios líderes del PAP y más tarde, como antaño, desdes las alturas del poder, sin debate y sin congreso, sin partido y sin apristas, por los que siempre gobernaron la patria en beneficio de sus bancos o sus propios intereses particulares.

Marco Antonio Flores Villanueva
marcoludmila@msn.com

Monday, July 18, 2005

II Encuentro Regional de Huacho:
Un hito en la lucha por recuperación
del Partido del Pueblo


por Marco Antonio Flores Villanueva,
desde Boston, USA

Con gran éxito se llevó a cabo la jornada de dos días organizada por Pueblo Continente y que tuvo como escenario la histórica ciudad de Huacho. Militantes de todos los rincones del país se dieron cita en ese encuentro para testimoniar su homenaje a los mártires de la Revolución de Trujillo, quienes escribieron con sangre una página de honor y gloria en la historia política del Perú.

Y ha sido esta jornada maravillosa y pletórica de espiritualidad la que ha dado inicio organizado a la lucha por la recuperación moral e ideológica del partido de Haya de la Torre, inaugurándose esta gesta formidable, necesaria y urgente, con la evocación de un episodio revolucionario que ha de significar en cada corazón aprista y en cada corazón peruano la fuerza inspirativa, el élan vital que nos lanzará a la búsqueda de la justicia social a través de una profunda transformación politica, económica y social del país y del continente indoamericano.

Y para la materialización de esta gran cruzada nacional y continental que nos hemos impuesto, se hizo pues perentorio convocar al aprismo leal a su credo libertario para recuperar el partido y enderezar su dirección política que históricamente fue, es y debe ser la alianza indisoluble con los más pobres, con los más necesitados, con las grandes mayorías del Perú en su lucha constante y permanente contra todo imperialismo.

Por ello la jornada histórica de Huacho se ha constituído en un hito para nuestros sanos y patrióticos propósitos. Por eso la jornada de Huacho, extremadamente exitosa, se ha eregido como la primera actividad orientada a restituir en el partido lo que otros han decidido disolver, por el cortoplacismo de la carrera presidencial o la permanencia sine dei en el poder del partido al que dirigen como su propio feudo.

No se ha iniciado esta jornada por el apetito voraz de ganar un espacio político en el partido y tentar una curul asalariada. No se ha dado comienzo a esta lucha organizada por la ambición banal del encumbramiento en las altas esferas de la política nacional, claudicante, corrompida y culpable. Nosotros hemos iniciado esta cruzada con la jornada apoteósica de Huacho para subvertir ese orden, para cancelarlo, para jubilarlo, para desterrarlo de la faz del partido y dar inicio a un tiempo nuevo en la política nacional de la mano de una flamante generación insurgente y verdaderamente comprometida con el dolor del pueblo peruano.

Nuestra acción beligerente pero diafana no debe llevar al temor a quienes se han declarado al interior del partido nuestros enemigos. Hemos insurgido como una generación que antepone las ideas a la diatribas, las propuestas a los denuestos, las iniciativas al ejercicio vitando de la difamación y la injuria. Esa es la acción consecuente de una generación que entiende este aspecto democrático de los partidos politicos y que nos lleva a ejercer nuestro sano derecho a disentir alturadamente y con ideas, enriqueciendo así con más propuestas y desde distintos puntos de vista las posibilidades del partido como alternativa de solución a los problemas del país.

Eso en tanto a movimiento que genera ideas de cambio y transformación y las coteja con otras que ahora dominan a las altas esferas de la dirigencia nacional del Partido Aprista. Pero en lo tocante al tema de la corrupción, con pruebas en la mano e instrumentos idóneos que convaliden fehacientemente la fuerza de cualquier interpelación a la conducta moral de los dirigentes del partido, nos declararemos enemigos implacables de los infractores a la línea ética de probidad que nos fue inculcada por Haya de la Torre con el ejemplo luminoso de su vida limpia y sin mancha.

Se ha iniciado pues un tiempo nuevo de lucha y de esperanza para los leales miltantes del Partido del Pueblo. El histórico hito dejado en Huacho ha dado comienzo a nuestra jornada, que ha de coronarse con la victoria final por la justicia de su causa que Dios defiende.

Boston, 14 de Julio del 2005

Marco Antonio Flores Villanueva
marcoludmila@msn.com